Piensa en el Ford Mustang Shelby GT500 como un parque de atracciones rodante. Su monstruoso motor V8 sobrealimentado de 771 CV impulsa al cupé con una fuerza decomunal, y su inmenso agarre provoca sensaciones de euforia, náuseas o ambas. Mientras tanto, la emocionante nota que emana de su escape proporciona una adictiva banda sonora, y una transmisión automática más rápida maneja ágilmente los cambios de marcha en esta bestia de tracción trasera. El Shelby GT500 no es solo el Mustang más poderoso de la historia, también es el coche de carretera más poderoso que Ford haya construido. A pesar de su capacidad para ensuciar la ropa interior de las personas a pedido, sigue siendo un Mustang, lo que significa que sigue funcionando como un coche de diario. Optar por el Carbon Fiber Track Pack optimiza el rendimiento del GT500, pero también cuesta casi una cuarta parte del precio base del Shelby. Para algunos propietarios, será mejor gastar ese dinero en alimentar a esta bestia sedienta o pagar la inevitable afluencia de multas por exceso de velocidad.